que beneficios aporta el jabon

Jabones: ¿Qué aportan además de limpiar?

Además de mantenernos libres de suciedad, los jabones actúan sobre el tipo de piel y las necesidades del cuerpo y rostro. Por eso, elegir el artículo adecuado marca la diferencia en tu rutina de cuidado de la piel.

Los jabones son artículos básicos de higiene personal. Mantener la piel libre de suciedad ambiental y secreciones corporales es una cuestión de bienestar, ya que el exceso de grasa y las impurezas provocan la acumulación de células muertas en la superficie cutánea, deteriorando la frescura, textura y color de la piel y, finalmente, favorece la proliferación de bacterias que causan acné e irritación.

Además, una limpieza cuidadosa es el primer paso para disfrutar de los beneficios de todos los cosméticos. Afortunadamente, el jabón va más allá de un simple recurso de higiene y, a día de hoy, cuenta con varias formulaciones capaces de hidratar, nutrir, cerrar los poros, controlar la producción de sebo, eliminar las células muertas e incluso suavizar los signos del tiempo a través de sus propiedades antienvejecimiento.

Ahora que conoces el poder de un buen jabón , debes prestar atención a la elección correcta para disfrutar de los resultados. El primer paso es conocer tu tipo de piel :

  • Normal: Piel tersa, textura sana, sin exceso de oleosidad ni sequedad.
  • Seca: Más propensa a la descamación, enrojecimiento ya la aparición de pequeñas líneas y grietas, como consecuencia de la dificultad para retener el agua.
  • Mixta: Piel de aspecto graso y poros dilatados en la “Zona T” (frente, nariz y mentón), además de aspecto seco en mejillas y extremidades.
  • Grasa: Tiene una producción de sebo superior a la normal. La piel gruesa y los poros dilatados son las características más importantes.

Con la mirada puesta en la individualidad de cada piel, la industria invierte en fórmulas capaces de satisfacer de forma más asertiva las demandas de los consumidores:

  • Jabones antisépticos: Realizan una limpieza profunda con la ayuda de activos con acción antibacteriana. Generalmente, se utilizan para la higiene de manos o en casos específicos.
  • Jabones hidratantes: Poseen fórmulas de baja astringencia e hidratantes capaces de aumentar la hidratación de la piel y evitar la pérdida de agua.
  • Jabones para el acné: Los ácidos salicílico y glicólico son activos con acción queratolínica y antiinflamatoria, que ayudan a prevenir y tratar los puntos negros y las espinillas.

Otro punto a considerar al momento de asegurar un jabón para llamarlo propio es el pH del producto. En pocas palabras, el pH es un indicador de si el jabón es ácido o alcalino. Se sabe que el pH de nuestra piel ronda los 5,5; por lo tanto, cuanto más se acerque a esta medida, más suave será el producto.

El cuerpo y la cara también necesitan etiquetas específicas. Esto significa que el hábito de usar el mismo artículo puede cambiar el pH de la piel y causar daños, ya que los jabones corporales son más abrasivos y alcalinos.

Los elegidos para el rostro suelen tener fórmulas líquidas o en gel. Este vehículo favorece la adición de activos con acción emoliente e hidratante, además de tener una gran aceptación en pieles grasas y con tendencia acnéica. Los jabones en barra son responsables del 60% de las ventas y suelen tener un pH entre 8 y 9, que incluso puede resecar la piel. Por ello, se suele elegir para realizar limpiezas corporales.

Por último, es fundamental prestar atención a la frecuencia de uso del jabón. El manto hidrolipídico no es más que una barrera protectora que evita la evaporación del agua y la penetración de agentes externos, como bacterias y polución. Cuando se lava la piel en exceso se puede producir el temido “ efecto rebote ” , es decir: deshidratación y eliminación de la protección, dejando la piel más vulnerable.

Y ahora… ¿Cómo elegir?

Ante la duda, el consejo es contar con un buen profesional. Después de todo, como se mencionó anteriormente, el jabón tiene tantas especificidades que, de hecho, puede considerarse un artículo cosmético.

El principio activo debe elegirse individualmente, ya que hay muchas posibilidades (acción emoliente, refrescante, calmante, para pieles sensibles, con acné, etc.) y, además, la opción de jabones con o sin fragancia necesita ser evaluado.

Además, la ayuda especializada debe guiar paso a paso la rutina de cuidados. A partir de los 25 años también es importante contar con una buena agua miscelar, crema hidratante, contorno de ojos, exfoliante, mascarilla facial, agua termal, un producto de tratamiento con activos como la vitamina C, el ácido hialurónico, el retinol y la niacinamida y, por último, protector solar.

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